.PECANDOME.



PECANDOME
(Los celos)




Le quiero. Le querré toda mi vida. Le quiero, es algo que se, que se me apetece decirle pero las palabras no salen de mis labios, creo que es porque no quiero que se pierdan entre los rápidos del viento y acaben perdidas en algún sitio desconocido. Las ventanillas del coche están bajadas. El aire entra sin pedir permiso corriendo por todos lados como un loco. Me gusta viajar en coche por la noche. Es tranquilo, no hay mas camino que el que se va creando con la luz de los faros que pintan unas blancas líneas discontinuas en un vacío negro.
Sujeta el volante suavemente, esta relajado. Me dedica una sonrisa y me pregunta que si el viento me molesta. Siempre se preocupa por mí. Pero le digo que no se moleste que me gusta ver jugar al viento entre las puntas de mis cabellos. Son esos momentos en los que te sientes mecida por la vida, abrazada y acunada por ella.
Un conejo muerto. Fue imprudente. Se deja atrás en un fondo negro. El camino solo existe delante. Me vuelve a dedicar una sonrisa para que me olvide del animal aplastado. Me acaricia la rodilla y se me apetece quedar dormida y parar ese instante hasta el día siguiente. La luna refleja la luz del sol en la ventana.
Un coche pasa en dirección contraria a nuestro camino. Cada uno se dibuja el suyo. Pero en el silencio es asesinado por una frenada brusca. Miro hacía atrás entre lo negro y veo las luces paradas del vehículo y las dudas me inquietan. Podemos ver si esta bien, salen mis palabras directas a sus oídos y su mente refunfuña. No quiere volverse atrás, no es su problema. Pero lo hace para complacer y callar mis inquietudes. Dejamos el coche en la calzada y cruzamos para acercarnos al coche que sigue quieto. Podría ser un asesino que le de por matarnos, me comenta mi imaginación. Pero se que es una chica, la vi antes cuando pasó veloz a nuestro lado y me puse en su lugar, podría estar mal, la gente no frena así por nada. Podía ser que le impresiono ver el conejo muerto que fue imprudente y no quería volver a pisarlo, pero esa idea se fue rápida de mi pues el conejo quedaba mucho más alejado y el sin camino negro se lo habría tragado ya. Él se acerco, la luz interior del coche estaba encendida. Una melena larga caía sobre el volante. Parece que esta en estado de chok, me pareció escuchar que me explicaba el. Me acerqué. Ella parecía volver en sí y el le ayudaba para que volviese. Y en ese instante vi una escena de película, sí, sin televisor ni pantalla plana, sí, de esas de amor, en el que él se queda mirándola y ella se le queda mirando a él. Se miran y parece que el tiempo pasa lento, lento, parece que se aman desde ese momento, parece que es la mirada que esperaban encontrar desde que nacieron, parecía que no era real, parecía que yo sobraba, parecía una película de esas románticas facilonas en la que al final tu acabas llorando y el haciéndose el duro y abrazándote. Seguían mirándose. Me parecía que habían pasado horas, pero sabía que solo habían sido unos segundos, parecía que yo sobraba.
Sentí un pinchazo en el corazón y el dolor me recorrió todo el cuerpo. Un conejo muerto. Fue imprudente. Un animal aplastado en el camino negro. Fui imprudente. Aun me pregunto de que fue el dolor, si del coche que me arrolló o de la última escena real que vi que me pareció de película. Ahora yo era el animal aplastado en el camino negro, ahora sabía que yo sobraba de esa escena, no se si porque el destino tenía planeado que ellos estuviesen juntos desde que nacieron y decidió que la manera más fácil era que yo desapareciese porque sobraba o porque vió que ahora yo empezaba a sobrar y era la manera más sencilla de no impedir nada del destino. Que no entraba en ese destino o que no debía interrumpirlo. Una chica muerta. Fue imprudente. Un animal aplastado en el camino negro.
Pero yo no mentí, le quise toda mi vida.

A Álvaro, porque se va a sacar el carnet y no va a atropellar a ningún conejo :p

Z.C.M

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